
En untiempo no muy lejano, era un joven locutor con una voz aguardientosa, con buenos recursos y hábil para la improvisación. En nuestra época de radialista, normalmente hacía programas rancheros y en sus últimos berrinches llegó a ser un buen relator de fútbol, tenía ritmo y buenos apuntes.
Un buen día nuestro colega fue a reemplazar en un programa romántico con música del ayer que terminaba a la media noche. Y entre baladas y boleros, le mandó una de sus improvisaciones.
Esa voz aguardientosa se tornó romántica y entre susurros, mientras sonaba el intro de la canción dijo...
- Esta es la música...que usted escucha...mientras duerme...
Nunca más volvió a hacerse el romántico el cumpa, y volvió a sus rancheras.

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