domingo, 3 de mayo de 2009

Nº 7: Severamente


Esto ocurrió en un pueblo chiquitano. Un robustiano “honorable” Concejal por esas cosas de nuestra política criolla, había pasado de saborear las mieles del oficialismo a beber las hieles de la oposición. Ya no tenía el poder de antes, pero cuando tenía que oponerse utilizaba algunos términos entre circunstanfláuticos y yoperojobóbicos.
El Presidente del Concejo era más suave en sus actuar, mientras que el Concejal Secretario era considerado un zorro en el maniqueísmo político. Cuando le convenía, no firmaba las resoluciones.
Hasta que un día, el “Honorable Robustiano” no aguantó más y con su voz fuerte y en tono grave, dijo:
- La palabra, Presidente!!!.
- Tiene la palabra Honorable...
- Ya ta’ bueno...!!!
Ta’ bueno, que el Concejal Secretario se haga la burla. Que no quiera firmar las resoluciones. Llámele la atención!!!.
Y habló el Concejal Presidente con su voz conciliadora y suave...
- Honorable, se le llama atención...
Ni bien habló el Presidente, el Honorable Robustiano, se paró e increpó...
- Un momento, Presidente!!!. Póngase los pantalones!!!... Llámele la atención... Severamente!!!.
Y complementó el Concejal Presidente, siempre con su melodiosa voz suave.
- Honorable Secretario -siempre con su tono suave-, se le llama la atención... Severamente...
La más perjudicada fue la secretaria del Concejo que tuvo que hacer el acta.

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